Antología de cuentos
Ahora o Nunca
Antología de cuentos
A continuación te presento fragmentos de mis cuentos que aparecen en esta antología.
El avión
La instructora del curso dio la instrucción: realicen un avión de papel con una sola mano. Al terminar, teníamos que mostrarlo y aventarlo para ver si volaba. Y así lo hice. Y la instructora recogió los aviones, los puso en una mesa, pero yo sentí la necesidad de pedirlo ¿Era una señal?
Hacía unos meses el Presidente de México había anunciado que haría una rifa del avión presidencial, que en realidad era juntar la cantidad de dinero equivalente al valor del avión para, con ese dinero, comprar equipos para la atención médica. El precio del “cachito” era de $500 y uno se podría ganar $20,000 de pesos.
La instructora me devolvió mi avión y lo guardé. Volví a cuestionarme ¿Es una señal? ¿Serían los billetes de $20 que me encontré a principios de este año? ¿Será que merezco ganarme el premio? En muchas ocasiones he jugado al Melate y las veces que me he ganado algo son $20, $30 o $50.
Pasaron los días y se fue gestando la idea de que el avión de papel elaborado en el curso era una clara señal de que era merecedor del premio. Y aunque lo pensé durante algunos días, finalmente, en una ocasión que fui de compras, en un puesto de lotería vi los billetes y me compré uno.
He desarrollado el hábito, en este año, después de haber vivido situaciones muy difíciles en varias áreas de mi vida, de hacer ejercicio. Así que voy a un parque cercano a mi casa donde pusieron una pista para trotar alrededor del mismo, con un material que suaviza las pisadas y en la parte interior hay juegos para los niños y aparatos para ejercitarse.
Empecé a trotar varias vueltas hasta que tuve dolores…
La mujer que dibujaba nubes de niña y las vivía de grande
Mi amor… no sé si llamarte así. Pero ¿Cómo no hacerlo si eso fuiste una gran parte de mi vida? Éramos jóvenes, tú todavía más joven ¿Casi una niña? Cuando te conocí en aquellas clases de francés. Tus ojos vivos y brillantes, tú sonrisa enternecedora, tu piel morena y tu voz aguda en el infinito de las aves celestiales.
¿Cuántas veces pasé por tu casa esperando verte? Decenas de veces. Nunca apareciste.
¿Cuántas veces pasé por el negocio de tu padre? Decenas de veces, nunca apareciste ni él tampoco.
Quería encontrarte todo el tiempo; si veía una serie de televisión encontraba a una artista que se parecía a ti. Si veía las nubes, recordaba el dibujito que me hiciste con tu nombre. Si oía de deportes te imaginaba en los gimnasios de alto rendimiento.
Pasó el tiempo, pasaron los años: yo pensando en ti, extrañándote, amándote en la distancia y hasta publiqué un poema con tu nombre ¿Lo recuerdas?
Se dio la ocasión de que saliera de viaje y sabía que tú competirías en Montreal. Corté mi viaje en Europa para irte a buscar allá. Nunca te encontré. Así que decidí mandarte unos poemas desde ahí. Para que supieras que quería verte.
¿Cómo se llama a eso? ¿Amor platónico?
Y qué sorpresa aquella tan grande cuando me invitaste a una fiesta y ahí tuve la oportunidad de verte ¿Acaso bailamos una pieza? Pero de lo que estoy seguro es que no hubo un beso.
Pero yo seguí amándote. ¿Cuántas cartas de dejé en…
Maralalia
En una reunión donde se presentó un par de proyectos relacionados con formación de chamanes urbanos, saludó a una mujer, la cual le reveló que ya lo había conocido en otros cursos que tomaron con el chamán de Izta.
Es una mujer bajita, tez blanca, cabello negro largo que rebasa sus hombros, cara entre redonda y ovalada, mejillas ligeramente sonrosadas, ojos semi rasgados y curveados hacia abajo igual que su sonrisa. Le llamó la atención que ella se hubiera acordado de él ¿Cómo es que no la recordaba? También le parecieron atractivas las diversas actividades que realiza con plantas, con la tierra y especialmente la relacionada con el cacao. Fue muy poco lo que hablaron pero suficiente como para proponerle verse luego. Pasaron las semanas y por una u otra razón no se dio el encuentro.
Llegó el mes de diciembre y él fue a ver a una doctora para que lo revisara pues estaba sangrando al deponer. La doctora lo revisó le puso unas agujas y le sugirió hacerse un enema con agua y vinagre. Después de varios intentos no lograba nada, pues la cánula no entraba.
Luego de discutir varias veces con la doctora acerca de qué estaba mal pudo hacer una primera intervención pero sin poder realizarla tal y como era la indicación. No había manera, no podía retener el líquido introducido y todavía darse masaje en los intestinos. Fue un suplicio, el descubrir que tendría que ayudarse a sacar bolas de excremento, prácticamente unas piedras, con ayuda de...
El final.
Todo empezó cuando acabó.
Fue una frase que se le ocurrió para finalizar lo que había comenzado hace tiempo: un viaje por varios países montado en una bicicleta, sin más equipaje que todo lo que cabía en una backpack. La idea es interesante, y hasta motivadora, cualquiera diría que sería una buena aventura. Pero, de surgir como ocurrencia, a llevarla a cabo, había una gran diferencia.
La decisión fue tomada. Había que hacerlo. Pues era de las personas que una vez que decidían hacer algo, seguían hasta terminarlo o conseguir lo que se propusieron.
Así que se puso a hacer una selección minuciosa de que debería llevar en su backpack, hacer un revisión detallada de su bicicleta, revisar cuánto dinero llevaría y qué haría cuando se le terminara y la ruta que tomaría para el viaje. Decidió que iría hacia el sur. Habría más posibilidad de pasar por zonas cálidas, seguramente agradables y con la posibilidad de gastar menos por el tipo de monedas en esas zonas.
Canceló sus servicios de internet, teléfono, luz, gas, etc., revisó el calendario y puso una fecha. Llegado ese día, con todo listo para su aventura se lanzó, temprano por la mañana, hacia el primer poblado que quedaba al sur de donde vivía.
Fueron cuatro horas de pedalear que lo dejaron casi moribundo. Con dolores insoportables por todo el cuerpo. Hambriento y sediento buscó una fonda para comer algo. Ordenó algo para comer y para beber. Y mientras esperaba rendido de cansancio, de pronto, empezó a escuchar la voz angelical de una mujer que acompañaba su canto con sonidos de tambor. Era algo hermoso, esa voz lo transportaba hacia una dimensión desconocida. Quiso pararse para ir afuera a ver quién era la dueña de esa bella voz pero su cuerpo estaba entumecido del dolor.
No tuvo que esperar mucho para conocerla. Al poco tiempo entró una mujer con vestido rojo y…
Xilofobia.
La xilofobia que ha desarrollado Gabriel Urbina alias “Scarfoot”, ha ido en aumento y como ya ha ido con psicólogos y médicos que no le han dado buenos resultados, decidió ir con una bruja que hace limpias.
Llegó donde una mujer, en un departamento de una unidad habitacional. En la entrada, Gabriel le entrega, a la mujer, el ramo que le solicitó cuando le habló por teléfono para pedirle la cita.
Ella, sin más preámbulo, saca un envase plástico y dibuja en el piso, un círculo amplio con el líquido que contiene. Luego le pide a Gabriel que se ponga dentro del círculo. En seguida rocía el ramo de limpia con el líquido del envase y con un cerillo de madera le prende fuego al ramo y al círculo.
Acto seguido ramea a Gabriel con el ramo en llamas dentro del círculo con fuego.
Gabriel siente la intensidad de las llamas, cierra los ojos instintivamente y busca controlarse para evitar caer en la sensación de verse quemado por el fuego.
Cuando cerró los ojos se vio a si mismo caminando por un bosque con una antorcha encendida.
Una vez terminada la limpia, la mujer sacó una escoba para…
Vacuna.
Todo el mundo anda espantado por la pandemia. Todos los días se informa de cómo ha ido avanzando esta llamada terrible enfermedad. Se ha esparcido por todo el mundo un virus que muchos dicen que es letal. Pues ha causado miles de muertes en los últimos meses. Y a la vez, se ha estado difundiendo que la supuesta cura es una vacuna que neutralice al tremendo virus.
Hay quienes dicen que es una “Plandemia” es decir, que no es una verdadera pandemia sino que se ha exacerbado el evento para que la población entre en pánico y decida vacunarse con la finalidad de estar a salvo.
Esto se ve como algo que si hay que atender pero sin exagerar.
Veo a la gente en la calle todos con cubrebocas, con guantes, con caretas, algunos con googles y caretas, desinfectándose pies y manos, rociando con sprays en tubos, manijas, monedas, etc.
Pero hay algo que no entiendo. Cómo es que este virus tan terrible es tan comprensivo y respetuoso a la hora de comer, por ejemplo. Pues si vas a un restaurante, te obligan a tomarte la temperatura, desinfectar los zapatos y usar cubrebocas; pero a la hora de comer si puedes quitarte la mascarilla y el virus no te hace nada. ¡Ah! pero si vas al baño el virus te puede atacar; así que hay que ponerse nuevamente el cubrebocas.
Si estás en tu casa, puedes andar sin mascarilla, el virus es magnánimo, si abres las ventanas para que se ventile, entra el aire pero no el virus.
En el mercado, abren a las 8 y cierran a las 18 hrs. Pero de las 8 a las 10 am y de las 17 a las 18 hrs, puedes andar sin cubrebocas, el virus tiene un horario para atacar.
Son cosas que no entiendo y me cuido claro: hago ejercicio, como más verduras que antes y tomo diariamente jugos de diversas frutas.
Hay personas que conozco que ya se fueron a poner una vacuna que dan gratis en centros de salud.
Toda esta realidad ha estado relativamente lejos de mí, hasta que una amiga me dijo que su hermana tuvo el covid y estuvieron atendiéndola por algunos meses.
Me han contado cómo a las personas les ofrecen dinero cuando van al hospital para que digan que su enfermedad, la que sea, es...
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NOTA: Se imprimirá un tiraje corto.
Si deseas adquirir uno o más favor de indicármelo antes del 20 de mayo de 2021.
El precio estimado será de aproximadamente $200 m.n., más gastos de envío en México.
Seguramente luego se hará alguna versión en electrónico para otros países.
NOTA: Tiraje agotado (3ene21)
Gracias!
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