La periodista Rosa María Calaf. A.I.B.T. BARCELONA 02/05/2017 18:57 Actualizado: 03/05/2017 08:27 ANA I. BE...
La periodista Rosa María Calaf me recibe y despliego ante ella un folio con mis preguntas, siendo consciente de que nos faltará tiempo. Optamos por guardarlo y conversar, aunque me advierte: “Hay un problema y es que hablo mucho”. Los veinte minutos previstos se convierten en una hora donde Calaf señala claves de la situación en la que vivimos. Respuestas donde no guarda silencio ante ningún tema, por delicado que sea: desde la democracia débil, pasando por los refugiados, la Unión Europea, Venezuela, Siria, el feminismo o la posverdad. Tras su despido en el ERE de TVE en 2009, confiesa que hay días en los que agradece no estar en primera línea, pero mantiene su defensa del periodismo comprometido en conferencias y clases porque, en el fondo, es “el único periodismo que conozco”.
Tras su jubilación ha tenido un descanso muy relativo pero, desde esa situación, ¿cómo ve el mundo?
Estamos en un momento de incertidumbre donde la ciudadanía cree que está informada cuando está solo entretenida, en realidad. Y eso es muy grave. La calidad de información que recibe es tan aceleradamente deteriorada que puede construir una sociedad muy indefensa. El no saber, no conocer…
Pero los ciudadanos creen que saben.
Claro, esa es la falacia. Porque si no sabes, intentas saber. Pero cuando ya te han convencido de que sabes todo, te das por satisfecho. Crees que con tantas pantallas, Twitter y Facebook ya es suficiente. Primero, eso no es verdad. Y segundo, piensa con qué calidad recibes la información. La información es cada vez más sesgada, menos independiente y menos rigurosa. Y así la ciudadanía se forma opinión en base a errores o mentiras. Una serie de parámetros extraordinariamente peligrosos porque con esa opinión tienes mucho riesgo de equivocarte y, en consecuencia, las decisiones que vayas a tomar van a afectar a ti, a tus hijos y a la construcción del mundo.
Según usted, el periodismo tiene una responsabilidad fuerte en este resultado.
El periodismo es un pilar fundamental de la construcción social y del modelo social. Una sociedad que no está bien informada corre el riesgo de equivocarse al tomar decisiones. Va a ser involuntario porque desconoce lo que está pasando realmente, ni tampoco cómo la están conduciendo e induciendo a creer determinadas cosas y hechos que son falsos. Así acabas decidiendo en contra de tus intereses, pero a favor de los intereses de unos pocos.
Porque nuestros intereses van más allá de votar cada cuatro años.
Claro. La democracia, hasta que se demuestre lo contrario, es el menos malo de los sistemas pero lo es siempre que se ejerza como tal. Para ejercer la democracia tienes que saber qué votas. Votar sin saber qué votas no tiene ningún valor. Y ahí te preguntas. ¿Somos demócratas? ¿Estamos en una democracia? Con esas premisas no es verdad que estemos en una democracia.
La ciudadanía también tiene una responsabilidad...
Sí, y darse cuenta de que están siendo manejados y de que la democracia cada vez está más vacía, es una cáscara, una apariencia de democracia. Pero el núcleo interno no es una democracia. Y los poderes están mezclados, cosa que es evidente. Eso es muy peligroso porque deja al ciudadano en una indefensión absoluta.
Al principio de la crisis vimos una mayor movilización social que ahora. ¿Tienen los medios que ver en ello?
“El poder económico ha fagocitado a la política y los medios”
Por supuesto. Tenemos que hacer autocrítica porque los medios ahí no han sabido defender el espacio que debe tener el periodismo y la información en la ciudadanía. En ese momento, de extremo peligro, la gente era consciente de hacer algo. Ahora la gente lo cree pero piensa que, cuando toma la decisión, lo hace con una base sólida de conocimiento y no es así. Ahora estaba viendo unas encuestas sobre los datos de la Red de Periodismo Europeo y los informes ponen los vellos de punta con la campaña de Trump, del Brexit, sobre Europa, de cómo los medios sistemáticamente han mentido, algunos más y otros menos. Pero han difundido una cantidad de mentiras tremendas y están haciendo un proceso de cerrar a la gente en burbujas, donde no son conscientes de que se retroalimentan con sus propios pensamientos, sin contrastar con lo que pasa alrededor.
¿La prensa también guardó demasiado silencio antes de llegar la crisis?
Sí, porque los medios convencionales en su momento se alinearon al pensamiento único, de lo políticamente correcto, de mensajes como esto es lo mejor que puede haber, resígnate, no puedes hacer nada, ten cuidado, ten miedo…
El miedo es muy eficaz en democracia.
Claro, y la prensa en lugar de combatir la instalación de esos métodos tan peligrosos, para que la gente se diera cuenta de que se les ocultaba la verdad, pues no lo hizo. Y, además, se alineó en la mayoría de los casos con los mismos intereses que promueven este mundo. La mayoría de los medios, aquí y fuera, está con grupos de poder económicos. Porque en este momento el peligro no es el poder político, es el poder económico.
Es el que manda.
El que manda. El poder económico ha fagocitado a la política y los medios.
Este discurso, en muchos sectores, lo etiquetan de rebeldía.
Te ven como un antisistema. Pasa con la igualdad de género o quienes no quieren una sociedad igualitaria. Siempre tratan de confundir, engañar y manipular el mensaje; y para eso nos dicen antisistema. No, no. Yo lo que estoy diciendo es que no estoy de acuerdo con lo que en el sistema funciona mal. Quiero reformar el sistema. Es como la Unión Europea. Hay unas grandes fuerzas que quieren que la UE desaparezca. Porque la UE si funcionara como debiera sería una protección para el ciudadano, porque legislaría en favor de las personas. Pero eso a los poderes económicos no les interesa. ¿Qué manera hay para desarticular la UE? Hacer lo que antes se hacía en la política: yo quiero conseguir los recursos de tal país. ¿Qué hago? Pongo un dictador, mato gente, hago un golpe de Estado y la gente se queda muerta de miedo. Pero ahora eso ya no es necesario porque con las redes, y lo que hemos aprendido sociológicamente, puedes hacer que la gente crea y logre convencerse de que hay que cargarse la UE y hay que planear campañas de descrédito. Hacemos grandes multinacionales que meten mucho dinero, te convencen que te cambies de móvil cada año a pesar de que para eso hayan vendido a 200 niños para trabajar en las minas y mujeres violadas… Vas perdiendo los valores. Cuando las víctimas dejan de considerarse víctimas, has ganado.
¿Un síndrome de Estocolmo?
Sí, porque se ponen de tu lado. En la igualdad de género se promueve esto. Que los machistas vendan que atacamos a los hombres y sustituirlos. No, sólo queremos defender los derechos de las mujeres que somos la mitad de la población, y tener los mismos derechos y opciones. Es tan simple como eso. Entonces se desacredita al feminismo poniéndonos de locas, poniendo sólo las imágenes de quien se manifiesta sin sujetador, dicen que queremos destruir la familia… ¿Perdón? No queremos eso para nada. Pero si incluso ahí convences a muchas mujeres de que ese mensaje de mentira es el verdadero… ya has ganado. Has conseguido que las víctimas estén de tu lado, trabajando en contra de sus propios intereses.
Ese es el mayor triunfo.
Por supuesto y se da en la sociedad también. Es igual. La gente cree que es libre porque vota. Y que es demócrata. Y si reclamas otro orden más igualitario, te dicen que eres un antisistema y te mandan a Venezuela. Y dices… oiga, perdone. Nada más lejos de mi intención que defender a Maduro, por favor, pero no todo es blanco y negro. Porque los que no son Maduro no hacían nada por la gente. Esta cosa de que antes era la gloria y ahora un desastre, pues no. Era la gloria para unos pocos, que son los que ahora se quejan porque no pueden seguir mangoneando. Los anteriores no eran mejores. La gente vivía muy mal en Venezuela.
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