El psicoanalista José Ramon Ubieto, fotografiado esta semana en Barcelona (Llibert Teixidó) “Hay padres que no quieren un hijo sino ...
El psicoanalista José Ramon Ubieto, fotografiado esta semana en Barcelona (Llibert Teixidó)
“Hay padres que no quieren un hijo sino un software programable”
¿Quiere decir que lo que importa son los resultados?
Los adultos quieren hijos perfectamente evaluables en todo lo que hacen. Hay quien no quiere un niño sino un software programable.
El miedo al fracaso.
Fracasar no es ningún problema. No aprender de ello, sí.
Los adultos están colonizando la infancia: es la tesis de su libro.
Si tradicionalmente se adoctrinaba a la infancia en nombre de unos ideales, hoy tratamos de imponerles un modo de goce que es el nuestro, el adulto. Queremos que sean emprendedores, con una identidad sexual clara y precoz, con posiciones políticas, que dominen varios idiomas y que sean creativos y atrevidos para apostar o arriesgarse.
Entonces ¿niños híper, padres culpables?
Dejemos la culpa para los creyentes. Mejor hablar de responsabilidad. Los padres son responsables, básicamente, de enseñarles el gusto por la vida, eso es un “sí”, pero también de ayudarles a regular los excesos, a decir “no” cuando conviene. A partir de allí nunca debemos olvidar que todo sujeto elige siempre y de esa elección es responsable. Los padres deben renunciar a controlar y saberlo todo. Una vez aceptado esto, las cosas son más fáciles y más relajadas. Los pecados e insuficiencias de los padres siempre resultan muy útiles para los hijos.
Hay familias que se quejan de sus hijos tiranos. ¿Se ha inflado el ego para no dañar su autoestima?
El narcisismo de los hijos es el reflejo del nuestro. Si los adoramos e idolatramos es porque secretamente somos nosotros, encarnados en ellos, los adorados. Es otra forma de colonizar la infancia. Cuando ellos nos devuelven la “buena imagen” de triunfadores (concursos de baile, canto, cocina, deporte), nuestro narcisismo –y con él el suyo– se infla. El problema es cuando nos devuelven el lado oscuro de las violencias, abusos sexuales, bullying, violencia filioparental. Nos horroriza, pero lo uno no va sin lo otro.
Los principales consumidores de porno online tienen entre 12 y 17 años, según la ONU.
Las nuevas tecnologías, como antes hizo ya la televisión, desvelan los secretos adultos y los ponen a cielo abierto. Y como además se trata de una cultura de la imagen, los niños se enfrentan solos a una realidad que no les toca todavía. Por eso el porno es hoy su vía de iniciación sexual. En muchos países ya existen clases de alfabetización porno.
Ver artículo completo en:
http://www.lavanguardia.com/vida/20180304/441240945135/entrevista-ubieto-rol-nuevas-tecnologias-hijos.html
COMENTARIOS