una clasificación de pedagogías
Le llaman
pedagogías a “todos aquellos conjuntos diferenciados
de contenidos (interpretaciones, principios, sistemas, normas, métodos...)
relativos a la educación que cumplan las tres condiciones siguientes” (Ayuste
& Trilla, 1998):
·
“Que se refieran a la educación a
partir de un cierto nivel de amplitud o globalidad”.
·
“Que tales conjuntos de contenidos
tengan una voluntad de coherencia interna”.
·
“Que incluyan como parte esencial
contenidos de carácter normativo”.
Y
presentan una clasificación de pedagogías en cuatro rubros:
–
Pedagogías transformadoras:
Contienen
–en diferente grado– una dosis importante de análisis crítico sobre las
relaciones de poder y las desigualdades sociales que se dan en los diferentes
sistemas que conforman la sociedad (político, económico, educativo, cultural,
etc.), pero conciben simultáneamente la educación como una herramienta de
cambio, y proponen acciones educativas y sociales encaminadas a promover la
transformación social.
–
Pedagogías conservadoras:
Éstas,
lejos de la perspectiva crítica de las anteriores, no cuestionan las
condiciones sociales en las que las instituciones educativas se hallan
inmersas, y entienden la educación exclusivamente como un proceso de adaptación
de las personas a su medio social, cultural, etc. Al no cuestionar los aspectos
centrales de las estructuras sociales y educativas, ponen el acento en aquello
que consideran que puede mejorar la función adaptativa o reproductora del
proceso educativo, contribuyendo a conservar así el sistema organizativo, la
cultura, los valores establecidos, etc.
–
Pedagogías discursivas:
Son
aquellas en las que predominan los contenidos discursivo reflexivos. Es decir,
las teorías que se preocupan sobre todo de repensar y sistematizar una serie de
conocimientos acerca del fenómeno educativo con la finalidad de explicarlo y
orientarlo, pero que no parten de experiencias educativas concretas y
significativas. Estas pedagogías suelen tomar como referentes otras teorías,
aportaciones de diferentes ciencias (psicología, antropología, etc.),
planteamientos políticos, filosóficos, religiosos, etc., elaborando
conocimiento pedagógico con un alto grado de abstracción. Obviamente, pueden
tener repercusiones en la realidad o la práctica educativa, pero éstas suelen
ser diferidas y más o menos difusas.
–
Pedagogías prácticas:
En
éstas encontramos además de aspectos teóricos o de fundamentación –que pueden
ser de la envergadura o no de las anteriores– una correspondencia directa con
la práctica. Nos referimos, por tanto, a aquellas teorías que se han
confeccionado en interacción directa con la práctica. La práctica o la
experiencia no es sólo una fuente privilegiada de información, sino que
constituye un ingrediente imprescindible en el proceso de fundamentación
teórica y el lugar en el que la teoría se expresa de la forma más clara.
Dichas
autoras consideran que las pedagogías relevantes del siglo XX son modernas.
Señalan como referencia básica de los grandes principios de la modernidad:
“para Neill, la libertad y el individuo, mientras que para Makarenko la
referencia habrá que encontrarla en la igualdad y la colectividad”.
Y no
sólo son representativas de la modernidad las pedagogías transformadoras sino
también, la mayoría de las pedagogías prácticas y discursivas e incluso algunas
conservadoras ya que buena parte de la pedagogía llamada tradicional es una
pedagogía claramente homologable con la modernidad.
Mencionan
que para algunos puede parecer una aparente contradicción que una cierta
pedagogía tradicional pueda considerarse también como una de las pedagogías de
la modernidad. Pero si se revisa con cuidado se puede encontrar, en la escuela
tradicional, obsoleta hace más de cien años, “una suerte de premodernidad
pedagógica incrustada todavía, aquí y allá, en nuestro parque escolar”.
Plantean
además los supuestos de que no hay pedagogías relevantes elaboradas desde el
pensamiento postmoderno y que no puede haberlas. Pero que eso no significa que “no
pueda haber discursos postmodernos sobre la educación, o que tales discursos no
puedan nutrirse (SIC) pedagogías no postmodernas”.
Y
señalan, como se mencionó anteriormente, que todas las pedagogías relevantes
del siglo XX son modernas:
(o si
acaso hay alguna que no lo sea, ésta tampoco es postmoderna sino premoderna o
antimoderna); y el de que los discursos sobre educación elaborados desde el
pensamiento postmoderno, al menos hasta ahora, no han llegado a cuajar en
pedagogías propiamente dichas (o, al menos, en pedagogías relevantes,
originales o coherentes con los planteamientos postmodernos genuinos).
Se
puede apreciar, entonces, que existen diversas pedagogías y definiciones y
clasificaciones de éstas. Todo depende de cómo plantee cada autor su forma de
ver el tema.
Para
efectos de este trabajo se puede decir que, hablando coloquialmente, los
paradigmas que refieren la realidad han cambiado. Se cuestionan valores y
formas de ver el mundo. La realidad ya no es lo que era antes, ya no se percibe
como se hacía en otras épocas. Los paradigmas que sustentan el hacer diario
evolucionan y cambian continuamente y con eso se van construyendo nuevos
caminos y destinos.
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