almas del humano señales de la realidad
Las tres almas que poseía el humano:
TONALLI, TEYOLIA e IHIYOTL
Recordemos que la medicina prehispánica se desarrolla en un clima místico. Ellos creían que el ser humano poseía tres espíritus o almas:
1. El TONALLI, que es luz y día, calor del Sol, proviene de la raíz tona = calor; está en la cabeza, en la parte del pelo y la zona frontal del propio cráneo o en las coyunturas que proporciona vigor y energía para el crecimiento y desarrollo que puede abandonar el cuerpo. Se contrapone con la fuerza de la teyolia.
2. En el corazón, está el TEYOLIA (“lo que le da vida a la gente”); es lo que se considera un alma en el sentido de una fuerza animadora del cuerpo que se enfría cuando la persona muere. Imparte vitalidad, conocimiento y habilidad vocacional a su poseedor. Lo consideraban el centro del pensamiento y la personalidad, la voluntad, la memoria, la emoción y la actividad mental.
3. En el hígado está el IHIYOTL (aliento, respiración), que se escapa convertida en gas luminoso cuando muere la persona con propiedades de influir sobre otros seres, en particular de atraerlos. Le dan el nombre de nahual. Las emanaciones invisibles producían una cantidad de enfermedades repugnantes. Se le atribuían funciones inherentes a la vitalidad y al equilibrio emocional, es el que daba vigor, pasiones, sentimientos, deseo, envidia, ira. Una persona virtuosa tenía el hígado limpio, mientras que una persona inmoral tenía su hígado sucio.
El tonalli es el alma que entra y sale del cuerpo, sólo puede abandonar el cuerpo por lapsos breves; por ejemplo, al estornudar se pensaba que el tonalli salía del cuerpo, esperaban un tiempo para hablar porque es el tie
mpo que tardaba en regresar ese tipo de alma a nuestro cuerpo. Los sueños eran percepciones de que el tonalli de una persona tenía emplazamientos reales lejos del propio cuerpo. La pérdida involuntaria del tonalli provocaba enfermedades y muerte.
A diferencia del tonalli, el teyolia es inseparable del cuerpo y se le identifica como el alma que va más allá de la muerte. El corazón podía dañarse por una introducción de los ayudantes de Tláloc causando ataques o haciendo que la gente enloqueciera, también podía dañarse por la conducta inmoral. En un huehuetlatoalli que aparece en el texto de León-Portilla (1963) se menciona sobre la moderación sexual y del daño físico producido por los excesos:
"No te arrojes sobre las mujeres
como el perro que se arroja sobre la comida.
No seas como el perro Al que le dan comida o bebida
entregándote a las mujeres antes de que llegue el momento."
como el perro que se arroja sobre la comida.
No seas como el perro Al que le dan comida o bebida
entregándote a las mujeres antes de que llegue el momento."
El exceso de sexo podía llenar tu tonalli de inmundicia, conducía a enfermedades caracterizadas por el enflaquecimiento, la tos, el cuerpo ennegrecido, la pus en la uretra; aunque también la falta de sexo podía enfermar al humano. Se condenaba el celibato y la violación se castigaba con la pena de muerte.
El teyolia de los guerreros muertos en combate o en el sacrificio acompañaban al Sol y, a su vez, reencarnaban en colibríes. El de las mujeres que morían en el parto acompañaba al Sol hasta el ocaso. Las que morían por elección de los dioses se convertían en servidores de los dioses.
Como los mexicas no tenían un cielo o un infierno para recompensar o castigar las consecuencias de la conducta humana, tenían la creencia de que estaban constantemente en relación e intercambio dinámico con su entorno; para el pueblo náhuatl las enfermedades eran divididas en dos grupos:
1. Donde se introduce algún objeto ajeno al cuerpo del paciente.
2. Donde el enfermo pierde alguna de sus entidades anímicas. Aquí los dioses juegan un gran papel con acciones orientadas a preservar el orden existente.
2. Donde el enfermo pierde alguna de sus entidades anímicas. Aquí los dioses juegan un gran papel con acciones orientadas a preservar el orden existente.
Se sabe que, al igual que el corazón, en los rituales de sacrificios o autosacrificios los mexicas tomaban la sangre para ofrendarla a los dioses. Se sacaban sangre de las orejas, lengua y pene que colocaban en papel amate y se lo ofrendaban a sus divinidades como muestra de agradecimiento por todos los beneficios otorgados o como peticiones a futuro; esto es porque el fluido físico es llevado por el tonalli y de ese modo se transfiere a ellos.
El tonalli fue muy solicitado en tiempos de guerra y el sacrificio ritual debido al pelo que cubría la cabeza y que se creía era lo que permitía la permanencia del alma en el cuerpo. Los tzompantli son una clara muestra de ello, fue la práctica entre los antiguos mesoamericanos de decapitar a sus víctimas y conservar sus cráneos en una especie de empalizada de madera. El tzompantli era un altar donde se empalaban ante la vista pública las cabezas (aún con sangre) de los cautivos sacrificados con el fin de honrar a los dioses.
Existían diferentes tipos de médicos encargados de resolver cada enfermedad de acuerdo al "diagnóstico". Tenemos al tepatl y al ticitl; son los tepahtiani (el más sabio), tlamatepatiticitl (funge algo así como un médico internista), teitzminiqui (sangrador o cirujano, tengo la duda), papiani-panamacani (herbolario), teixpatiani (relacionado a los ojos), temazcalli (curaba con vapor). La tlamatlquiticitl era la partera que vigilaba el embarazo por periodos.
Los prehispánicos hacían referencia a cambios dinámicos del organismo y no a problemas estructurales; estas enfermedades eran conocidas como cocolli, las contagiosas: cocoliztli, las epidémicas: temoxtli y las venéreas como cihuatlaueliloc. Las divinidades participaban siempre en las enfermedades, su propagación y su cura.
Fuentes bibliográficas:
1. Ortiz de Montellano, Bernardo (1972). Medicina, salud y nutrición aztecas. Siglo XXI Editores. México, D. F.
2. López Austin (1984). Textos de medicina náhuatl. UNAM, México, D. F.
3. Carrasco, David (2014). Religions of Mesoamerica. Waveland Press, Inc.
4. León Portilla, Miguel (1963). En torno a la historia de Mesoamérica. Tomo II. UNAM, México, D. F.
5. Montoya Briones, José de Jesús (1964). Atla: Etnografia de un Pueblo Náhuatl. INAH. México, D. F.
6. Codex Vindobonensis Mexicanus I (Códice de Viena). Edición facsímil 2d. O. Adelhofer, ed. Graz: ADV
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