Es el año 2010 de la Era Cristiana, desde la Ciudad de México D.F., narro el mundo que nuestros ojos alcanzan a ver, el que nuestros oí...
Es el año 2010 de la Era Cristiana, desde la Ciudad de México D.F., narro el mundo que nuestros ojos alcanzan a ver, el que nuestros oídos alcanzan a escuchar, el que nuestra mente trata de entender y el que nuestra esperanza creará.
Nuestra generación contempla que hoy el futuro que ayer soñamos no es tan distinto al ayer que vivimos. Siguen estando latentes las guerras, el hambre, la crisis económica; la pobreza sigue viéndose en las calles; las primeras potencias siguen siendo las mismas, el tercer mundo sigue siendo el tercer mundo, y siguiendo este paso podría ser el cuarto y el quinto. En África como desde la infancia, recordamos a los niños que siguen siendo comida de las aves de rapiña que alrededor de ellos esperan su último aliento; mientras las tribus se matan unas a otras provocadas por la ambición de quienes ven sus grandes recursos naturales.
La guerra se enfría se entibia y se calienta cada semana, el eterno conflicto del medio oriente continua, las coreas divididas se amenazan y amenazan con una guerra nuclear; Rusia también dividida, hace a la tierra parecer un campo minado con tanto armamento que ha quedado regado en esa división, Estados unidos de américa bajo la bandera de la paz ocupa territorios ajenos con sus tropas militares; mientras su presidente recibe el premio Nobel de la paz; China cual dragón echa humo por la nariz a cada insinuación, advirtiendo que sabe y tiene con que defender sus ideas; Japón se desmorona como sus habitantes que han perdido los valores ancestrales cayendo en depresión y en la competencia absurda de querer más y llegar al extremo en todos los sentidos.
Aquí en México, a todo esto se le suma la violencia desatada por el narcotráfico, los contrastes sociales son cada vez más visibles y también más incongruentes, el descaro de los gobernantes es ya una burla para la mayoría de los mexicanos y esto se repite en el mundo; le sumamos sobrepoblación y contaminación, de esta existe la del hábitat y también la de la mente, la del cuerpo y la del espíritu. El clima ya no existe, cada semana es más extremo e impredecible en todo el mundo, los casquetes polares dentro de poco serán un recuerdo al igual que innumerables especies vivientes.
Podría ser lógico todo lo que ocurre ya que súbitamente estamos aquí en la Tierra en determinado tiempo y país, todos pertenecemos al género humano e irónicamente nos dividimos en razas, y dividimos el territorio, el idioma y hasta las clases sociales; no sabemos por qué, ni siquiera sabemos qué o para qué somos, pero nos encanta clasificar, medir, pesar y dividir todo. Sin embargo sabemos que todo y todos desapareceremos un día de esta Tierra, y aún no sabemos ¿A dónde iremos?
La vida, es un momento en verdad breve, este hecho ha llevado a algunos seres humanos a los extremos; a querer dejar un legado para las futuras generaciones o a querer acabarse lo más posible de un solo bocado por creer que el mañana no existe. Hoy somos todos los que hemos llevado a todo frente a esta intersección: “Dejar un legado para las futuras generaciones, activando su voluntad en positivo”; o extinguirnos en el tiempo.
Debemos entender que la decisión de una sola persona a tiempo, hace diferencias en el tiempo; si cada uno de nosotros en lo individual toma las decisiones y los caminos correctos, todo irá hacía ahí, desde hoy, hacia el mañana, desde el yo, hacia el “NOSOTROS”.
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