(Foto: Alejandro Duran / Dreamstime) Nuestra sociedad está desaprendiendo la masculinidad, está feminizando todas las etapas de la vida...
(Foto: Alejandro Duran / Dreamstime)
Nuestra sociedad está desaprendiendo la masculinidad, está feminizando todas las etapas de la vida de los varones y los chicos están pagando un alto precio. Consideremos la feminización del hogar familiar que ocurre simultáneamente en dos frentes. En primer lugar, y lo más importante, la disolución de la familia favorece una mayor ausencia del padre, y a pesar de toda la reverencia hacia la madre sola en nuestra cultura (y las madres a veces —pero no siempre —hacen esfuerzos heroicos para llenar el vacío), los chicos necesitan padres. Es así de simple. Los hombres y las mujeres en general desempeñan diferentes papeles en la vida de sus hijos, y un niño ve en un buen padre los frutos de una masculinidad apropiadamente canalizada y debidamente vivida. Él tiene un modelo, a menudo un héroe, que vive con la proximidad más cercana posible.
Añádase al hogar feminizado, la escuela feminizada, con su tolerancia cero, su terrible miedo a algo remotamente marcial, y su implacable énfasis en la compasión y el cuidado en lugar de la exploración y la aventura (a menos que la figura aventurera sea una mujer). Amamos la Tierra. No la conquistamos. La escuela primaria es un lugar de abrazos, no de conflicto, y el juego debe ser tranquilo por encima de todo. Nunca más una reedición de la Batalla de las Ardenas. Nunca más armas de juguete. Nunca más dibujos de tanques moviéndose a través de hordas de figuritas nazis. ¿Y cuando la naturaleza se opone a los deseos del ideólogo? La medicación y la educación pasan factura.
En lugar de enseñar a los varones a canalizar su agresividad y espíritu aventurero de manera productiva, les pedimos que repriman su naturaleza más genuína. En lugar de enseñarles a proteger a los demás, les mentimos, y declaramos que toda violencia es mala. En lugar de decir la verdad de que los hombres y las mujeres son diferentes, tratamos de transformar a los hombres en mujeres. Privilegiamos las historias de aquellos que se vieron ante normas tradicionales de género opresivas (como los hombres homosexuales y sus primos metrosexuales) y celebramos la desaparición de la masculinidad tradicional que funciona mejor para la gran mayoría de hombres y niños. ¿No es posible preservar la masculinidad al tiempo que se favorece la compasión por aquellos que no forman parte de ella? ¿Hay que tirar todo abajo?
Estos son fragmentos de:
La feminización de todo está fallando a nuestros chicos
por David French
https://medium.com/@Carnaina/la-feminización-de-todo-está-fallando-a-nuestros-chicos-b2497e3b336b
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