Angelina y su cabaña, preparan la comida, sentadas en una de las laderas de ensueño de La Sierra Mazateca en México. El Humo, se recu...
Angelina y su cabaña, preparan la comida, sentadas en una de las laderas de ensueño de La Sierra Mazateca en México. El Humo, se recuerda en espirales ascendentes en su mesa de barro, y llega al cartón ahumado y ennegrecido del techo para encontrarse con los haces de luz lunar que se cuelan por los agujeritos que perdieron su clavo, regalándonos el recuerdo de la primera nebulosa… El café, despliega sus alas de aroma, y Angelina pregunta sobre lo que comemos en nuestro país…
Entramos en una larga explicación sobre las dietas, las calorias, el veganismo y todo lo que va relacionado a la dietética en nuestro mundo, mientras las tortillas de maiz en el comal, abrian sus ojos con asombro y el humo, aguantaba la respiración…
Y por qué no comen carne, pregunta Angelina, mientras le argumento que por respeto a la vida de los animales…
Angelina crea otra nueva galaxia espiral en la olla de los frijoles con su cuchara de palo, y deja que el silencio, haga su trabajo como al principio de los tiempos… luego, añade: todo esta vivo… cada vez que comemos tomamos la vida de un animal o de una planta… es lo mismo…
El Fuego inhala sus palabras y las transforma en cometa amarilleanado todo nuestro espacio, y Angelina concluye: Cuando comas un animal o planta, diles con tus sueños lo que vas ha hacer con su vida…
La mejor lección de nutrición que he escuchado hasta el momento.
José Manuel Chica
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